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lunes, 1 de agosto de 2011

CARIBE COLOMBINO Y BREVE PASO POR PANAMA Y COSTA RICA


Hooola de nuevo y como siempre, lo primero que hago es disculparme por la tardanza en escribir nuevas entradas. Este relato o estoy escribiendo desde Tamarindo en la costa pacífica de Costa Rica, pero desgraciadamente el mal tiempo nos ha estado acompañando desde que entramos en Centro América y mañana mismo Fernanda y un servidor saldremos echando virutas a Nicaragua donde esperamos que todo sea un poco más barato. Se nos ha unido Esteban, el compañero que desertó a la francesa para ir a ver a su selección jugar en la copa América y que por motivos que no vienen al caso nos volverá a abandonar a mediados de septiembre para volver a encontrarnos a en la segunda quincena de octubre de nuevo en Colombia. Bueno, vamos al lío...

Una vez superado el humillante paso de Venezuela a Colombia nos dirigimos como posesos a buscar el sol del Caribe colombiano.   
 Santa Marta nos recibió de noche después de muchas horas de bus. Aterrizamos en un hostel del terror con unas habitaciones que metían miedo y palpamos lo barato que podía representar pasar una temporada en la zona. Santa Marta se caracteriza por dos hechos; Fue la primera ciudad fundada en el continente sudamericano y testimonió el último aliento de Simón Bolívar sin ver cumplido su sueño de  convertir el norte del continente en un solo país cuyo fantástico nombre sería Gran Colombia. Aparte de eso, nada más. Sus playas son feas y sus aguas sucias. Sus habitantes contribuyen a este hecho arrojando todo tipo de desperdicios a lo que un día fueron unas aguas cristalinas. Hartos de este ambiente y deseosos de encontrar un lugar donde reposar nuestros cansados huesos nos dirigimos a Taganga. 

Este pequeño pueblo de pescadores enclavado al inicio del parque nacional Tayrona nos gustó desde el principio, sus calles de tierra se conjugaban con un ambiente cálido y acogedor. Su playa principal no tiene nada del otro mundo, pero encontremos un pequeño reducto de pescadores donde el agua te ofrecía una prístina visión del fondo marino. Nuestras comidas eran frugales al igual que nuestro sueño ya que justo al lado del hostel donde nos alojamos había un gallo que tenía el sueño cambiado y comenzaba a cantar a las dos de la mañana. Si a eso le sumamos que teníamos una iglesia evangelista puerta con puerta que realizaba exorcismos a chicas que habían aceptado al demonio como guía y que la única intención de los vecinos era demostrar que tenían los altavoces más potentes haciendo competencia territorial entre ellos, os podéis imaginar que no fue fácil encontrar un ratito para dormir a gusto.

 Para visitar el  parque Tayrona (donde estaban las mejores playas) tenías que transponerte al culo y encima pagando entrada al parque que gestionan sociedades europeas. Visto lo visto, nos marchamos a Cartagena donde nos esperaban playas y buen rollo. Dados los precios de la capital indiana, nos metimos en otro hostel que daba pena. Durante los dos días de estancia en la ciudad nos dimos cuenta que no se diferenciaba mucho de cualquier ciudad castellana que te podrías encontrar en nuestro país. Además el precio de los alimentos no favorecía a nuestra economía.


Tampoco había playas espectaculares y si querías visitar alguna, te hacían pagar entrada. Visto lo visto, de nuevo a Taganga. Esta vez elegimos para nuestro reposo una pensión cerca de la playa que aunque era un poco cara (20 euros) era mucho más confortable de lo que habíamos visto hasta ese momento. En total pasamos en Colombia 20 días. Luego tocaba marchar hasta Panamá. Dado que no hay vías terrestres que comuniquen ambos países, las opciones eran pocas. La primera consistía en pegarte un  tute de tres días para que te cruzaran en una lancha rápida, para una vez allí coger una avioneta que te dejaba en la capital y todo eso por unos módicos 170 €. La segunda opción era más cómoda, pero más cara. Consistía en esperar a un velero que te llevaba en un tour de 5 días navegando por el Caribe. La tontería te costaba 350 €. Escogimos la tercera opción que era la más rápida y no perjudicaba tanto nuestros caninos bolsillos. Compramos unos billetes desde Cartagena hasta Ciudad de Panamá. 


50 minutos de trayecto y nos plantaríamos en otro país. Para ahorrar una noche, decidimos apalancarnos en el aeropuerto y esperar el vuelo. Diego, que había estado apareciendo y desapareciendo de nuestras vidas cual  Guadiana chileno, apareció tempranito para descubrir que pasar a Panamá no sería tarea fácil. Las autoridades aeroportuarias nos informaron que para entrar en el país vecino, tenías que tener un documento que diese fe de que no nos quedaríamos en su territorio. Para eso teníamos que conseguir un ticket de autobús que justificara esa salida. Evidentemente la única compañía de buses que hacía esto no tenía la página web habilitada. Con el triste pensamiento de tener que quedarnos en Colombia o en su defecto tener que comprar un ticket de avión que no íbamos a utilizar, optamos por usar nuestros encantos para conseguir que la supervisora del turno nos hiciera un ticket falso y así pasar sin problemas. Gracias enormes a Inés de Copa Airlines por la ayuda prestada. En territorio panameño, nuestra intención era dirigirnos a la zona franca donde nos habíamos prometido comprar tecnología a un precio aceptable. Pero nuestro gozo en un pozo, ya que la zona franca no se encontraba en Ciudad de Panamá si no en Colón, a 45 km.

 El trayecto era de dos horas y nos comentaron que los mismos productos los podríamos encontrar en el Mall de la estación central de buses conocida como Allbrock. Estábamos buscando libros digitales, pero al parecer la población panameña no es muy dada a leer y por lo tanto no había demanda de estos artículos. También nos llamó la atención la cara que ponían los dependientes cuando les preguntábamos por los e-readers o e-books dándonos a entender que no tenían ni puta idea de lo que les estábamos hablando. Frustrados, aprovechamos la coyuntura para pillar los billetes del bus que nos trasladaría a Bocas del Toro. Un amiguete nos desaconsejó visitar el archipiélago de San Blas ya que estaba lloviendo mucho y las previsiones meteorológicas no nos favorecían.
Después de un viaje del horror con el aire acondicionado a full (donde tenías más la sensación de viajar dentro de un congelador que otra cosa) durante todo el trayecto y acompañados por esos infatigables viajeros descendientes de la tribu de David y que hacen gala de su nacionalidad gritando como posesos en una conversación con la persona que tienen al lado para dar fe de que son israelitas, llegamos a Bocas del Toro.

 Para llegar a la isla de Bastimentos, primero teníamos que pasar por la isla de Colón donde se concentraban la mayor parte de los mochileros. En Bastimentos descubrimos que sus habitantes hablan un raro dialecto mezcla de español, inglés e isleño que entiendes sólo a medias. El lugar era muy tranquilo y sus gentes agradables. Nos informaron sobre una playa al otro lado de la isla donde para llegar tenías que recorrer un sendero que atravesaba la selva. El trayecto nos descubrió la cara oculta de la isla y vimos la naturaleza salvaje en toda su exuberancia. Lo malo es que el agua estaba bastante agitada y la resaca no te dejaba bracear más de dos metro sumado a esto, el tamaño de las olas impedía un baño tranquilo. Al día siguiente nos encaminamos a la frontera con Costa Rica en Guabito, una de las más conflictivas de centro América. Los trámites fueron fáciles para salir, pero nos volvieron  exigir un documento que justificara nuestro próximo destino, para eso, volvimos a tirar del documento que nos habíamos conseguido en Colombia. Fue suficiente. 250 km era la distancia que separaba la frontera con la capital costarricense. Nos sorprendió bastante tardar 6 horas en recorrer esta distancia, me pasó algo parecido en Nepal. Al parecer el hecho de que casi todo el país sea parque natural protegido por la UNESCO hace que no se creen infraestructuras viarias de calidad. No nos vamos a engañar Costa Rica es el país con la renta per cápita más alta de centro América y eso tiene un precio. El precio se paga por el alojamiento y la comida ya que el transporte no es muy caro.
 
 La capital, San José no tiene grandes atractivos y es sólo un lugar de paso para los que visitan el resto del país. Aprovechamos la tregua que nos dio la lluvia para pasear por el centro y darnos cuenta de que los precios de la mayoría de los artículos expuestos en los escaparates estaban al mismo valor que en Europa. La lluvia de nuevo arruinó nuestro paseo. Al día siguiente partimos para Tamarindo o como se conoce coloquialmente “Tama gringo”. Este es el destino preferido para los surfers de todo el mundo en especial los norteamericanos. Tal es el grado de integración local que en el hostel donde nos alojamos los recepcionistas no hablan español. Esto no se nos hace un drama ya que por suerte somos multilingües, pero, nos pareció un poco raro. Sigue lloviendo intermitentemente, lo que no nos permite disfrutar de sus playas ya que no concebimos el mar sin sol. Quizás sea un error, pero es lo que hay. Colombia nos ha encantado, es un muy buen lugar donde pasar una temporada y el carácter de su gente ayuda mucho. En Panamá no hemos visto todo lo que hubiésemos querido ya que si has de visitar algún lugar lo preferible es que el tiempo acompañe y este no ha sido el caso.
 Costa Rica muestra su exuberancia y a su lema “Pura Vida” le podríamos añadir ¿pero, a qué precio?. Sinceramente, por lo que estamos pagando aquí por una habitación compartida podríamos estar en cualquier lugar de la zona en una privada con todas las comodidades que nuestros cansados cuerpos nos demandan cada vez más a menudo. Y llevamos 9 meses de viaje y eso nos pesa. En breve partiremos para Nicaragua donde pensamos estar unos diez días en función de cómo nos encontremos y así continuar nuestro viaje. Ya os explicaremos nuestras sensaciones en una próxima entrada. Gracias por estar ahí y seguirnos fielmente. Un saludo para vosotros y un besito para vosotras.

Fernanda y Miguel

1 comentario:

  1. Hola amigos, soy Colombiano, he planeado un viaje hasta México que iniciare a finales de agosto del presente año, me gustaría saber mas detalles de su experiencia en la trayectoria, el paso de fronteras como Colombia-Panama y otros si puedes. muchas gracias por tu gran historia relatada aqui, es increible

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