Visitamos las minas de Wanda a 40 km de Pto. Iguazú. Se trata de una excavación de donde se extraen piedras semi preciosas que en un principio fué a cielo abierto, pero ahora se perfora por galerias. El trabajo es excesivamente penoso y la recompensa nimia. El trabajo se realiza a mano o sea que sacan las burbujas (de hasta 2 mtrs. de altura) a base de martillo y escarpa. Un curro, ya te digo. Al parecer hace millones de años, la lava que circulaba debajo de la corteza terrestre, subió a la superficie fundiendo diferentes metáles y enfriandose rápidamente, creando así burbujas en cuyo interior se formaban los cristales de cuarzo, amatistas, topacios y ágatas.
Fué una visita instructiva pero poco provechosa.
A los lados del camino que conduce a las minas, se apiñan grupos de niños que intentan venderte las piedras que sisan por la noche al descuido de los vigilantes. Las chabolas se alinean a lo largo de la ruta y en estas habitan gentes que creyeron encontar El Dorado cuando se decubrió el yacimiento a principios de los 90 y que se tubieron que conformar con las ayudas sociales al ver que aquello no prosperaria nunca.
En fin, ahora estamos un poquito más inmobilizados ya que Fer se hizo daño en la rodilla y no puede andar mucho, aún así ha descubierto la vocación que mantenia oculta y se está dedicando además de a la recreación de los pasajeros a la venta de excursiones de todo tipo y lo cierto es que no le va mal. Si, ya se que estos relatos se espacian en el tiempo y cada vez son mas cortos, pero es que no estamos viajando a penas. Cuando hagamos alguna excursión seguiremos relatando nuestras aventuras. De momento un abrazo para vosotros y un beso para vosotras de parte de estos viajeros que de momento no viajan.
Miguel y Fer